martes, 28 de junio de 2011

Yvonne

9. ¿Cuál es la última línea que ha subrayado en un libro de otro autor?
Unas líneas de Castellani sobre Katheryn Mansfield: "Dios está allí actuando por su ausencia; y la desesperación penetra como un gas venenoso las escenas de acuarela donde toda ternura, delicia y felicidad que la vida puede dar juguetean; la desesperación como un rojo letrero de remate sobre un parque en primavera”. (Del excelente libro de Diego Bentivegna, Castellani crítico)

Respuestas muy estimulantes de Yvonne Bordelois acá.

domingo, 19 de junio de 2011

martes, 14 de junio de 2011

Horacio González: Hebe

"Los distintos tonos de desprecio que el buen decir desea pulir o retener para no chocar demasiadas veces con el ámbito mundanal que nos movemos, en Hebe siempre contaron con una voluntad de exposición sin cortapisas. Visto el daño y sus comitentes, se los injuria no con el arte oblicuo que recomendaba Borges, sino con la frase que brota drásticamente de la conciencia lacerada. Soterradamente cristiana sin cristianismo, Hebe se movió con impulsos intempestivos, fundando instituciones y a la vez fuera de los quicios consabidos."

texto fundamental de Horacio González, hoy en página.

domingo, 12 de junio de 2011

Reseña de La Divina Mímesis publicada en el diario El Litoral de Santa fe (12 de junio de 2011)

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Por Raúl Fedele

“La Divina Mímesis”, de Pier Paolo Pasolini. El Cuenco de Plata. Buenos Aires, 2011.

La quintaesencia de los ensayos de Erich Auerbach radica en estudiar las variaciones de interpretación de lo real a través de la representación literaria o “imitación”, la mímesis, partiendo del planteo del problema en el Libro X de la República platónica y con especial atención puesta en Dante Alighieri, por su pretensión de representar en la Comedia la Verdad, una “auténtica realidad”. Precisamente Dante y Auerbach son los dos referentes explícitos y principales del último libro que Pier Paolo Pasolini había decidido entregar a la imprenta, y que apareció en las librerías pocos días después de su asesinato. Ya en el título figuran esos dos autores: La Divina Mímesis.

Constituido por dos cantos, notas y un “poema fotográfico”, el libro es presentado por un supuesto editor como una “edición no crítica” de los apuntes encontrados después de que su autor fuera asesinado. La profecía personal (otro atributo dantesco) resulta escalofriante: “Un cuaderno de notas fue hallado incluso en el hueco de la guantera del auto; y, en fin, detalle macabro pero también -se nos permita- conmovedor, un papel cuadriculado (arrancado evidentemente de un block de hojas), con una decena de líneas muy inciertas, ha sido encontrado en el bolsillo de su cadáver (él ha muerto, asesinado a palazos, en Palermo, el año pasado)”.

Los originales del supuesto autor proponen distintos títulos para estos apuntes: Fragmentos infernales; Memorias barbáricas; Paraíso; La teoría y La divina teoría; La divina realidad... Como señala Diego Bentivegna en el prólogo a su impecable traducción de La Divina Mímesis, este libro debe situarse “en la época en que Pasolini elabora una cadena de conceptos tales como el genocidio cultural, la mutación antropológica, el nuevo fascismo, el conformismo de masas, el puritanismo industrial, etc., con los que intenta denunciar el acelerado proceso de destrucción de la cultura subalterna, campesina, premoderna de Italia”. El dedo acusador señala la homogeneización, la uniformidad obligatoria, la irrealidad, la revolución degenerada, y reiteradamente regresa a denunciar ese otro matiz arrollador que acompaña al pecado de la normalidad y del conformismo que ve instalarse con fuerza en la sociedad italiana (y por extensión, podríamos decir, occidental): el de la vulgaridad.

Como en el proemio a la Comedia se encuentra a Dante perdido en la selva tenebrosa del 1300, el canto I de La Divina Mímesis encuentra al narrador en un “momento muy oscuro” de su vida, en medio de la Selva de la realidad de 1963. El escenario oscuro resulta paradójicamente luminoso (“oscuridad igual a luz”), ya que estamos en una sala cinematográfica. Y como en Dante aparecen las tres fieras: la lonza, “la bestia ágil y sin escrúpulos”; el león, “vago, vil, prepotente, estúpido, carente de algún otro interés que no fuera vagar, solo, o devorar, solo”, y la loba, que causa terror “no por lo que representaba de degradado, sino por el solo hecho de ser una aparición, casi objetiva: la definición de sí, un ‘ecce homo’, por decirlo así, de cuya realidad el conocimiento no puede escapar de ninguna manera. Su presencia era tan indiscutible que suprimía toda esperanza de poder llegar alguna vez a esa cima misteriosa que entreveía delante de mí, en el silencio”.

Finalmente, emulando la posición que Dante asume al elegir la lengua vulgar para su obra excelsa, Pasolini apuesta por una lengua que juegue todas sus combinaciones históricas (la ósmosis con el latín, los entrecruzamientos dialecto-latín, koiné-latín, lengua literaria-latín, tecnolengua-latín, etc., etc.). De ahí que en la sección fotográfica, junto a imágenes de suburbios, del Tercer Mundo, de partisanos, de “El Evangelio según San Mateo”, aparezcan dos escritores italianos claves en la concepción de una apertura lingüística (y estilística, descentralizada, antihegemónica): el “gran lombardo”, Carlo Emilio Gadda, y el ensayista Gianfranco Contini.

viernes, 10 de junio de 2011

Diario El litoral, de Santa Fe. Reseña de El poder de la letra.

Publicaciones

“El poder de la letra”

Juan Mantovani, uno de los autores estudiados en el libro de Diego Bentivegna. Foto: Archivo El Litoral
Diego Bentivegna, en El poder de la letra, que acaba de publicar la Editorial Universitaria de La Plata (Unipe), estudia en cuatro textos algunos momentos en que el humanismo integral de Estado se concibió en el Río de la Plata. Manuales, planes de estudio, leyes de educación, estudios literarios en los que se perfila la guía, el encauzamiento y el ascenso al destino venturoso y virtuoso de una nación a través de una instancia cultural civilizadora, en la cual la literatura y la lectura ocupan un lugar central. “En el siglo XIX, a través de la constitución de los estados nacionales y de la consiguiente expansión del sistema educativo, el humanismo es percibido como un modo de intervención política concreta en el cuerpo social. Es el siglo del Liceo, de la Escuela Normal, del Bachillerato, del Gimnasio. Es el siglo, en pocas palabras, ‘del humanismo de Estado’, un humanismo burgués, pedagógico, y, hasta cierto punto, cosmopolita, fundamentado en la confianza en los clásicos y en la validez universal de las lecturas nacionales”.

Consecuente con esta premisa, el primer texto repasa la historia y los fundamentos del Manual de enseñanza moral para las escuelas primarias del Estado Oriental, que Esteban Echeverría escribe durante su exilio en Uruguay y que se publica en 1846, y con el que se propone la regeneración y transformación gradual de la ciudadanía de un país. Ese manual que Juan María Gutiérrez calificará como “el más precioso, efectivo y elocuente tratadito, el libro más adecuado para sembrar en las conciencias tiernas las semillas del bien y el germen de las virtudes viriles y sólidas de que rebosaba el alma de su autor, de quien pudo decirse que tenía el corazón en los labios”.

En el segundo texto, Bentivegna analiza a tres profesores y funcionarios preocupados por la constitución de una identidad nacional a partir de una acción en distintos ámbitos del Estado: Calixto Oyuela, Joaquín V. González y Ricardo Rojas. Especialmente centra la atención en la forma en la que conciben las relaciones entre el “pueblo” y la producción literaria.

El tercer estudio se ocupa el humanismo, la lectura y la comunidad nacional en dos pedagogos espiritualista, Juan E. Cassani y Juan Mantovani, ambos nacidos en 1896 en la “pampa gringa” (Cassani en Lincoln, provincia de Buenos Aires; Mantovani en San Justo, provincia de Santa Fe).

El texto final analiza los textos en los cuales los filólogos españoles Amado Alonso y Américo Castro

dan a conocer, entre 1935 y 1943 estudios lingüísticos y literarios que tratan el “caso argentino”, sosteniendo la unidad y homogeneización de las prácticas lingüísticas como base indeclinable para la unidad cultural hispanoamericana.

miércoles, 1 de junio de 2011

Bustos : la identificación de los restos

INSTITUCIONES DE ESTUDIOS HISTORICOS DE SANTA FE
PIDEN PRECISIONES SOBRE EL SUPUESTO HALLAZGO DE LOS RESTOS DEL
BRIGADIER GENERAL JUAN BAUTISTA BUSTOS

Ante la información publicada en los medios de prensa sobre las exploraciones arqueológicas realizadas en el templo de Santo Domingo de la ciudad de Santa Fe que habrían dado por resultado el hallazgo de unos restos óseos que habrían sido reconocidos como pertenecientes al exgobernador de Córdoba, Brigadier General Juan Bautista Bustos, las autoridades de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, el Archivo General de la Provincia, el Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales y el Museo Histórico Provincial “Brig. Gral. Estanislao López”, solicitan que, antes de anticiparse a sacar conclusiones que pudieran llevar a cometer un error lamentable y a llevarse a la provincia de Córdoba los restos de alguien que bien pudo ser un vecino santafesino de los muchos que se sepultaron dentro y fuera del primitivo templo dominico, se realicen las pruebas de ADN que estaban previstas.
Las mismas autoridades recuerdan que cuando fue sepultado el Brigadier Bustos en 1830, el templo dominico era otro, cuya disposición arquitectónica se desconoce. Que cuando fue construido el actual, a fines del siglo XIX, no se conservó la memoria de la localización aproximada de las personas sepultadas, entre ellas la del primer gobernador de Santa Fe, Don Francisco Antonio Candioti. Que por lo tanto no existe manera de identificar los lugares en que pudieron ser sepultados la mayoría de las personas que yacían en el templo.
Así fue que en 1972 se colocó una placa de mármol en las proximidades del altar para recordar que en este templo se encontraban sepultados los restos de Bustos, pero sin pretender indicar que el lugar de la placa coincidía con el de la sepultura del prócer.
Las instituciones de estudios históricos santafesinas hacen notar que la elección de cualquier punto para iniciar la búsqueda de cualquiera de las personas sepultadas bajo las losas del antiguo templo es antojadiza, aunque es lo más probable que toda excavación que se emprenda dé por resultado el hallazgo de restos óseos pertenecientes a una o a varias personas.
Si el equipo de arqueólogos y antropólogos que realizó la excavación tiene elementos para exhibir en respaldo de la identificación de los restos hallados debe darlos a conocer, fuera de la muy dudosa argumentación de las costillas mal soldadas.
Si es verdad que se descubrió una bóveda que habría alojado los restos de Bustos en mejores condiciones que una sepultura común, debe ser dada a conocer a otros especialistas.
Si existió un Protocolo para la Intervención que han observado los especialistas intervinientes: antropólogos y o arqueólogos, debe ser hecho público.
Si la Orden de Predicadores disponía de datos en sus archivos de Córdoba, o aun de la misma Santa Fe, que no han sido hecho públicos, sobre el lugar donde fueron sepultados los restos de Bustos, o sobre la antigua disposición arquitectónica del templo viejo, debió y debe comunicarlos, especialmente cuando la Junta de Estudios Históricos los solicitó expresamente en diciembre de 2009.
El argumento expuesto por los antropólogos sobre las características de lo restos hallados, que corresponderían a un hombre de 51 años que ha sufrido lesiones en las costillas no resulta excluyente de otras personas sepultadas en el lugar, como es el caso del exgobernador de la provincia de Santa Fe, Don Patricio Cullen, muerto violentamente en el combate de Los Cachos a los 51 años en 1877.
Se hace notar que la Junta de Estudios Históricos, en noviembre de 2009, produjo un dictamen en el que requería de las autoridades de la Provincia de Córdoba las mayores garantías y precisiones sobre los pasos a seguir y a la Orden de Predicadores toda la documentación disponible. Que como consecuencia recibió del Gobierno de Córdoba un informe de las exploraciones realizadas con detector de metales que mostraba señales confusas en diversas partes del templo a profundidades no mayores de 60 centímetros.
Que la referencia hecha por un funcionario del gobierno de la provincia de Córdoba a la participación del Dr. Leo W. Hillar Puxeddu en el proceso de investigación y búsqueda de los restos de Bustos resulta improcedente, ya que el citado historiador, miembro de la Junta de Santa Fe y expresidente de la misma, publicó diversos artículos y notas en los que expresaba la imposibilidad de localización de la tumba del Brigadier Bustos, como el aparecido en “ La Voz del Interior “, de Córdoba el 4 de Abril 1976 en el que con precisión, se propone poner punto final a la cuestión del lugar de sepultura de los restos de Bustos.
Frente a lo expuesto, las autoridades de las instituciones firmantes, ponen en tela de juicio la filiación atribuida a los restos exhumados en el presbiterio del Templo de Santo Domingo de la ciudad de Santa Fe, y alertan a la población de las provincias de Santa Fe y de Córdoba sobre el grave e injustificable error que podría significar el traslado de unos restos anónimos para ser honrados en la catedral de Córdoba como pertenecientes al Brigadier General Juan Bautistas Bustos.
Consecuentemente piden la realización del correspondiente ADN y la suspensión del traslado de los restos hasta obtener los resultados.
Del mismo modo advierte que la ley de 1975 que autoriza el traslado de los restos de Bustos es aplicable solamente en el caso de que, efectivamente, esté probado que los restos humanos que se pretende sacar de la provincia correspondan al citado prócer argentino, cosa que está lejos de haberse concretado.


Firman:

Lic. Liliana Montenegro de Arévalo
Vicepresidente - Junta Prov. de Estudios Históricos.

Lic. Pascualina Di Biasio
Directora – Archivo General de la Provincia de Santa Fe

Arq. Luis María Calvo
Director – Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales

Prof. Alicia Talsky
Directora – Museo Histórico Provincial “Brig. Gral. Estanislao López”.