martes, 9 de enero de 2007

Diálogo sobre la Biblioteca

Anónimo dijo...
Me llena de alegría saber que no publicaste el texto de adhesión a la renuncia de Tarcus. Estos boludos que lo único que hicieron en su vida fue estudiar cuando se meten en algo así hacen cada cagada... Así es el setentismo kirchnerista, tanto como el moralismo barato de tanto estúpido.
7 de enero de 2007 18:22:00 PST
Diego B. dijo:
No me parece que esté mal dedicarse a estudiar. No creo en la dicotomía entre estudio y praxis como univesos contrapuestos, más bien todo lo contrario. No entiendo el pasaje entre Tarcus y el moralismo.Si querés una opinión: creo que la Biblioteca es, fundamentalmente, un espacio de almacenamiento y de consulta de textos impresos. Concuerdo con la idea de que no es, exactamente, un centro cultural. Para qué un nuevo centro cultural en Buenos Aires? Y sobre todo, ¿para qué un centro cultural en ese barrio, a dos pasos de Recoleta, enfrente de Bellas Artes? Aquí entra Sanguineti de nuevo: una Biblioteca como centro cultural, ubicada donde está, es funcional a la vieja gorda de Recoleta que quiere armarse de una cultura propia en dos días. Me parece mejor que el dinero se invierta en catalogar, ordenar los materiales yc facilitar su consulta para gente que, como yo, investiga y está oblibado a someterse a los maltratos de algunos empleados, incluso invisibles, de la biblioteca. Además, creo que deberían obligar a punta de pistola a las editoriales a entregar varios ejemplares de sus libros recién editados a la biblioteca. Es el único medio que gente sin recursos, como yo, pueda acceder a ciertos libros. Y digo esto con un poco de odio de clase.Saludos
8 de enero de 2007 6:54:00 PST
Anónimo dijo...
Concuerdo con el comentario de D. B. sobre la biblioteca nacional. También con la carta de renuncia que firma Tarcus. El presente de la biblioteca es brutal -literalmente- y su futuro, teniendo en cuenta la línea trazada últimamente como superadora, es desesperante. ¿Un centro cultural? ¿Otro más? Han pasado cosas entre la moda de ese epíteto y hoy. Debe haber un lugar en nuestro país que se dedique metódicamente a conservar y sistematizar la cultura letrada impresa y ponerla en relación con la digital. Una biblioteca nacional puede funcionar como pasaje. Luego, los mil millones de centros culturales que existen en cada manzana de la Ciudad de Buenos Aires -y muchos más en el norte- que se dediquen a divulgar una y otra según dicte la nueva ola. Cambiando de tema: hoy es un día plácido en Buenos Aires, a pesar de ser enero. Está lindo para caminar y reflexionar sobre estas u otras cosas.Saludos,Rómulo
8 de enero de 2007 11:12:00 PST
Anónimo dijo...
Buenas noches a Diego y a Rómulo. Mi mensaje no tenía que ver, en principio, con los alcances de la renuncia ni con la validez de los planteos de Tarcus, sino con el hastío que me produce encontrar esa solicitada en infinidad de lugares. Me alegró el hecho de que Diego hiciera caso omiso del texto y que no lo reprodujera en su blog. Me molesta enormemente cumplir con la agenda con la que cumplen la Punto de vista, Telerman y Clarín, sencillamente porque ese tipo de intervenciones se pueden encontrar en esas otras publicaciones. Aunque es un lugar común obligado cuando se habla de libros, en las ocasiones en que oigo la palabra biblioteca, pienso en Arlt, en el episodio del robo de Astier (hacía mucho que no pensaba en esa novela que leí con mucho entusiasmo, más o menos a los diecisiete). No niego la validez de la conservación de una biblioteca como política de Estado, pero prefiero sustraerla de esa captura correccional. En particular, en un contexto en el que Filmus habla de libros y envía millones a las escuelas para que reposen el sueño eterno. No estoy haciendo una falacia ad hominen. Celebro que el Estado distribuya libros, pero no del modo en que lo hizo y lo seguirá haciendo.Finalmente, entiendo la necesidad de una biblioteca como la Nacional para muchas tareas impostergables, pero ocurre que la Biblioteca Nacional también tuvo y tiene buenas intenciones de parte de lo más inmundo de la Argentina. En ese sentido, el señor Tarcus podría haberse sentado en algún programa de cable a persignarse por semejante desatino junto a Nelson Castro. A mí, quiere que le diga, me aburren notablmente las bibliotecas. Para mis búsquedas, me basta con entrar al Google; entiendo, no obstante, los reclamos corporativos o sectoriales. Hay algo que las bibliotecas hoy pueden seguir permitiendo, claro, pero en destiempo frente al Google: el tráfico, la amalgama de formas y fragmentos. Sería un despropósito temporal fotocopiar y reunir fragmentos de libros. Finalmente, prefiero leer otras cosas en este blog, como de hecho viene ocurriendo. Saludos y buenas noches.Hablando de cocina, acabo de cocinar y de cenar. Rucola con un poco de peras y un cacho de parmigiano que me sobró, levemente aderezado con aceto. Seguí con un hinojo crudo con sal, y una carnaza en hilos (carnaza hervida, bah) que tenía en el freezer. Es exquisita la carnaza, y muy barata.
8 de enero de 2007 18:28:00 PST
Diego B. dijo...
Es increíble cómo lo que se echa por la puerta de los post vuelve a entrar por la ventana de los comments. Digo, anónimo, y perdonáme por la crítica: si estás harto de que aparezca por todos lados la referencia a Tarcus y a su renuncia, por qué lo planteas en tu comment como para abrir el debate?No todo está en google, anónimo, me extraña. Los libros de Trotta no lo podés bjara, que yo sepa, de ningún lado. Como tampoco los textos que necesitás para una investigación medianamente seria sobre cualquier tema. No se trata tampoco de lo que te pasa a vos con la biblioteca. Si te aburre o no, a quién le importa? O te creés que la biblioteca es un parque de diversiones?Lo de Arlt creo que es una provocación tonta. Ese episodio es inocente y ha sido leído de manera mecánica por la crítica, que siempre vuelve a los mismos nombres, como si la literatura argentina fuera siempre Arlt, siempre Puig, siempre Lamborghini, con sus transgresiones (quizà menos en Puig, es cierto) programáticas. Leamos otras cosas, please. Aunque para ello tengamos que acercarnos a alguna biblioteca.
9 de enero de 2007 6:57:00 PST