miércoles, 15 de julio de 2020

Erich Auerbach: perspectivismo y novela en el siglo XX

En estos días, traduje el cierre de la Introducción al estudio de la filología románica que Erich Auerbach escribió en francés durante su exilio en Turquía. Es un texto paralelo a Mimesis, por época y por intenciones. Aquí dejo el fragmento, que cierra con una referencia al perspectivismo de la novela del siglo XX, plasmado en Proust.

Erich Auerbach, Introducción a los estudios de filología románica (Introduction aux études de philologie romane, Frankfurt, Klostermann, 1949). 
Trad: Diego Bentivegna 

[…] El subjetivismo se introdujo, como es muy natural (y lo era ya en la tradición stendhaliana) en el arte realista, y produjo obras que daban imágenes muy personales de la vida humana, a veces extrañas; consideraban y agrupaban las personas y los hechos de manera insólita e imprevista, daban de ellos una imagen sociológica y psicológica desde un punto de vista particular, iluminaban fenómenos antes no percibidos o descuidados. Este desarrollo, favorecido por ciertas tendencias de la filosofía moderna, conllevó una desintegración de la concepción de realidad; se dejó de considerarla como objetiva y una, y se la empezó a entender cada vez más como función de la conciencia, de modo que la concepción de una realidad objetiva, común a todos, fue sustituida por la de realidades diferentes según la conciencia de los individuos o de los grupos que la contemplaban, y, ellos mismos, mutando según su humor y su situación, mutaban también su manera de ver los fenómenos de la realidad. La realidad una e indivisible fue sustituida así por diferentes capas de realidad, es decir, por un perspectivismo consciente; autores modernos nos han mostrado, en lugar de un fresco objetivo del fenómeno A -el fenómeno A tal como se presenta en la consciencia del personaje B en un determinado momento-, una visión totalmente diferente de A, ya sea en la consciencia de un personaje C, ya sea en la consciencia del personaje B mismo en otro momento de su vida. El primer escritor que ha presentado de una manera metódica y sostenida la concepción del mundo como función de la consciencia fue el novelista Marcel Proust (1871-1922), en la serie de novelas que a titulado En busca del tiempo perdido. Otros escritores, en Europa y en América, han seguido el mismo camino, y encontraron a su manera modos de perspectivismo muy diferentes del de Proust. Ahora bien, el ensanchamiento de nuestro horizonte, que comenzó en el siglo XVI y que fue progresando a un ritmo cada vez más veloz, y que abrió a nuestros ojos una masa cada vez más mayor de fenómenos, de formas de vida y de actividades coexistentes, nos impuso el perspectivismo, con todo lo subjetivista que es en sus orígenes, como el método más eficaz para llegar a una síntesis concreta del universo en el que vivimos; ese universo que es, como ha dicho Proust, verdadero para nosotros y diferente para cada uno. El cine, cuya técnica nos llega a dar en algunos casos toda una serie de imágenes que constituyen un conjunto simultáneo de fenómenos que se relacionan con el mismo tema, dio al perspectivismo uno de los nuevos medios de expresión, adecuados a la realidad múltiple de nuestra vida. El arte de la palabra no puede alcanzar resultados semejantes; pero si no está en condiciones de llevar el perspectivismo y los fenómenos exteriores tan lejos como el cine, es, en cambio, el único capaz de expresa un perspectivismo sintético de la consciencia humana y de reconstruir de este modo la unidad. 
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