El cosmos humano tiene también su lengua silenciosa, así como la palabra se carga de todos los pasajes del sufrimiento que están impresos en ella, y la voz siempre un poco jadeante del mar ininterrumpido de la mutación, del devenir, de la historia. El silencio está lleno de palabras calladas o hechas callar o reprimidas u obliteradas...
Y luego está la voz humilde o perdida de aquellos que la han usado para provocar la tuya, que han interrogado para que respondieses. La voz del poeta se conjuga con esas voces, se inserta o chirría en ese canto compartido. En todas sus formas implícitas o explícitas el lenguaje de la poesía se vuelve diálogo.
De Il silenzio, la voce, 1984.
Traducción de Diego Bentivegna