jueves, 23 de octubre de 2008

Anuncios: relanzamiento de GOLU

"Este año estamos relanzando GOLU, la célebre colección de clásicos de Kapelusz, que se fundó en 1953, y en cuya dirección estuvo durante muchos años la profesora María Hortensia Lacau, autora con Rosetti de los archifamosos cursos de Castellano, de Kapelusz. Por GOLU, además, tanto en las propuestas de títulos como en los estudios preliminares o bibliográficos, pasaron algunas prestigiosas personalidades: María Rosa Lida, Celina Sabor de Cortazar, Alfredo Veiravé, Estrella Gutiérrez, entre otros. GOLU ha sido una colección de clásicos que puso al alcance de los estudiantes las principales obras del canon hispanoamericano (más hispano que americano) en las décadas de 1950 y 1960. Hacia los setenta, abrió el panorama y editó algunos títulos extraños para la época. Hablamos de la Antología del cuento fantástico, o de la Antología poética, de Borges, o de los tomos de teatro de Gorostiza o Cossa. Es seguro que en la mayoría de las bibliotecas hogareñas argentinas reposen uno o dos de esos tomos de lomo azul, blanco y amarillo, con una ilustración de época, y con el clásico logo de la colección y de Kapelusz. En el transcurso de este año trabajamos con el fin de llevar nuevamente a las aulas esta colección. Por esa razón, estamos organizando una mesa redonda sobre las viejas, conocidas y conflictivas relaciones entre literatura y escuela. Cada uno de los invitados, a su modo, ha dicho algo interesante para nosotros sobre esa dupla; interesante, ante todo, porque ese decir ha sido esquivo de los discursos más hegemónicos y "pedagogizantes" sobre la enseñanza de la literatura. Nos gustaría mucho que quisieran participar del encuentro como expositores. Invitaremos a docentes de enseñanza media de la Ciudad y de GBA y a estudiantes de lo últimos años de algunos profesorados. "
Pabla Diab Diego Di Vincenzo
Directora GOLU Coordinador Editorial


sábado, 18 de octubre de 2008

Días de ira

http://www.youtube.com/watch?v=het4wj9hiCg


Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,
Teste David cum Sibylla !

Quantus tremor est futurus,
quando judex est venturus,
cuncta stricte discussurus !

Tuba mirum spargens sonum
per sepulcra regionum,
coget omnes ante thronum.

Mors stupebit et Natura,
cum resurget creatura,
judicanti responsura.

Liber scriptus proferetur,
in quo totum continetur,
unde Mundus judicetur.

Judex ergo cum sedebit,
quidquid latet apparebit,
nil inultum remanebit.

Quid sum miser tunc dicturus ?
Quem patronum rogaturus,
cum vix justus sit securus ?

Rex tremendæ majestatis,
qui salvandos salvas gratis,
salva me, fons pietatis.

Recordare, Jesu pie,
quod sum causa tuæ viæ ;
ne me perdas illa die.

Quærens me, sedisti lassus,
redemisti crucem passus,
tantus labor non sit cassus.

Juste Judex ultionis,
donum fac remissionis
ante diem rationis.

Ingemisco, tamquam reus,
culpa rubet vultus meus,
supplicanti parce Deus.

Qui Mariam absolvisti,
et latronem exaudisti,
mihi quoque spem dedisti.

Preces meæ non sunt dignæ,
sed tu bonus fac benigne,
ne perenni cremer igne.

Inter oves locum præsta,
et ab hædis me sequestra,
statuens in parte dextra.

Confutatis maledictis,
flammis acribus addictis,
voca me cum benedictis.

Oro supplex et acclinis,
cor contritum quasi cinis,
gere curam mei finis.

Lacrimosa dies illa,
qua resurget ex favilla
judicandus homo reus.

Huic ergo parce, Deus.
Pie Jesu Domine,
dona eis requiem.

Traducción

Día de la ira; día aquel
en que los siglos se reduzcan a cenizas;
como testigos el rey David y la Sibila.
¡Cuánto terror habrá en el futuro
cuando el juez haya de venir
a juzgar todo estrictamente!
La trompeta, esparciendo un sonido admirable
por los sepulcros de todos los reinos
reunirá a todos los hombres ante el trono.
La muerte y la Naturaleza se asombrarán,
cuando resucite la criatura
para que responda ante su juez.
Aparecerá el libro escrito
en que se contiene todo
y con el que se juzgará al mundo.
Así, cuando el juez se siente
lo escondido se mostrará
y no habrá nada sin castigo.
¿Qué diré yo entonces, pobre de mí?
¿A qué protector rogaré
cuando ni los justos estén seguros?
Rey de tremenda majestad
tú que, al salvar, lo haces gratuitamente,
sálvame, fuente de piedad.
Acuérdate, piadoso Jesús
de que soy la causa de tu calvario;
no me pierdas en este día.
Buscándome, te sentaste agotado
me redimiste sufriendo en la cruz
no sean vanos tantos trabajos.
Justo juez de venganza
concédeme el regalo del perdón
antes del día del juicio.
Grito, como un reo;
la culpa enrojece mi rostro.
Perdona, señor, a este suplicante.
Tú, que absolviste a Magdalena
y escuchaste la súplica del ladrón,
me diste a mí también esperanza.
Mis plegarias no son dignas,
pero tú, al ser bueno, actúa con bondad
para que no arda en el fuego eterno.
Colócame entre tu rebaño
y sepárame de los machos cabríos
situándome a tu derecha.
Tras confundir a los malditos
arrojados a las llamas voraces
hazme llamar entre los benditos.
Te lo ruego, suplicante y de rodillas,
el corazón acongojado, casi hecho cenizas:
hazte cargo de mi destino.
Día de lágrimas será aquel día
en que resucitará, del polvo
para el jucio, el hombre culpable.
A ese, pues, perdónalo, oh Dios.
Señor de piedad, Jesús,
concédeles el descanso.