Después de años, ayer, cuando fui a buscar a mi madre para el almuerzo de Pascua, la encontré viendo la transmisión del oficio desde la plaza San Pedro, en Roma.
Recibimos la bendición Urbi et Orbi. Se va a morir, le dije a mi madre cuando Francisco tomó, en un momento, la palabra, para dirigirse directamente a la gente reunida en la Plaza. Estaba en ese umbral.
Para nosotros estos días son muy sentidos. Hoy, 21 de abril, cumpliría años mi padre, para él el día de Pascua era un día de comunidad, de estar juntos, de compartir. Y el almuerzo, de un modo u otro, es un modo de seguir compartiendo con él y con quienes ya no están. Flores, además, el barrio donde había nacido Berboglio y donde inició su recorrido eclesiástico, también es el barrio donde se instaló mi padre y su familia cuando llegaron de Italia, en el 56, un barrio cargado para nosotros de recuerdos y de recorridos familiares (mis abuelos siguieron viviendo allí, cerca de muchos paisanos). Como San Telmo, del lado de mi madre.
Recuerdo, además, al "Oscuro de Flores", el personaje de Megafón, de Marechal, una lectura importante en la formación de Bergoglio y de generaciones más jóvenes, que fue además una de mis primeras lecturas intensas, en mi adolescencia. Cristina Fernández acaba de recordar en X que la primera vez que es reunió con el papa electo hablaron de esa novela de Marechal. El libro, no sé por qué, estaba en mi casa.
No voy a decir mucho más que esto. Bergoglio, se sabe, fue profesor de Literatura durante un período no menor de su vida e incluso llegó a dialogar personalmente con Borges y con sus alumnos, creo que en el período en que trabajó en el colegio jesuita de Santa Fe. Hace menos de un año, Francisco dio a conocer esta carta sobre enseñanza de la literatura que, desde mi punto de vista, es el gran acontecimiento de este tiempo (¿cuál será?, buena pregunta) sobre esos temas, una carta enfatiza la capacidad de la literatura para procesar las voces y las miradas de los otros y que pasa por Borges y Rahner, Eliot y Proust, Bajtín y Levinas (sin nombrarlos a todos, por supuesto) y que se cierra nada menos que con Celan, es decir, con el momento más crítico de la poesía moderna. Aca, el enlace al texto:
https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/08/04/240804a.html#