Cien años después, leo que se retoma el Manifiesto de los intelectuales antifascistas de 1925. Sería bueno que se recordara que la réplica de los intelectuales "no fascistas" fue redactada e impulsado por Benedetto Croce, una de las figuras de pensamiento más relevantes de la primera mitad del siglo XX. Lejos del marxismo y de las posturas de izquierda, Croce era básicamente un gran señor liberal, un teórico del liberalismo como postura vital. De ahí, tal vez, su presencia en Sur. Gran parte de Borges no se entiende sin Croce, ojo, y Croce, sin quererlo, explica la facilidad de las lecturas europeas, sobre todo en Italia, del argentino. Tampoco se entiende a Gramsci sin Croce.
El texto era, además, la respuesta a la carta de los intelectuales que sostenían a Mussolini, redactada por Giovanni Gentile, examigo de Croce y seguramente el filósofo italiano más potente de la época (Negri dice algo así: a principios de siglo, estaba Husserl, estaba Bergson, estaba Gentile) y la figura intelectual más prominente y reconocida (también por sus opositores) del régimen.Gentile, además, fue un lector muy inteligente de Marx, reconocido incluso por Lenin. Veía, además, en el fascismo la culminación del proceso histórico y político del Risorgimento, por el que Italia había logrado la unidad en el siglo XIX y había iniciado su historia como nación independiente y soberana. Mondolfo, bastante maltratado por Gramsci y refugiado en la Argentina luego de la implementación de la legislación antisemita en 1938, reconoció en varias oportunidades el sostén de Gentile. En fin. Nada es lineal.