"Una frase que no se mece no sólo molesta a la respiración, como sostenía Flaubert, sino que molesta a todo el organismo. La mayor fuerza de convicción de un hombre radica en su capacidad para abrazar a su auditorio y acunarlo, como una madre acuna a su niño. Somos sustancialmente seres acunados y que se mecen".
Extraído de M. Jousse, "L`invention scientifique" (1934).