Mijaíl Bajtin consideraba en alguno de sus estudios que la palabra de la poesía era básicamente monológica. Es probable que el teórico ruso pensara no tanto en la poesía en general, sino en una de sus provincias: la de la lírica, tal como se fue constituyendo en las grandes literaturas europeas a partir de los trovadores y Petrarca. Lo cierto, sin embargo, es que una porción considerable de la poesía contemporánea (basta pensar en el primer Benn, en Eliot, en Montale) es constitutivamente polifónica. Lo es en tanto escritura atenta no sólo a alojar el eco de las palabras de los poetas del pasado acumuladas —y civilizadas— en el canon, sino también a registrar las inflexiones (a veces muy sutiles) de las hablas contemporáneas.
En esta línea polifónica, el nuevo libro de
Silvana Franzetti (Buenos Aires, 1965) se muestra desde el inicio como una escritura superpuesta a una escucha: la de una serie de emisiones radiales destinadas a transmitir mensajes entre los pobladores del interior de la provincia de Chubut, donde la poeta residió durante su adolescencia. La sensación que produce la lectura es que el poema en versos que ocupa la parte superior de cada página se desprendiera en algún sentido del enunciado del programa radial patagónico que se reproduce en la parte inferior. Por ejemplo, del enunciado radial “Félix Lucero comunica que extravió un bolso en camino de Sierra Chaira hasta el cruce de La Alicantina. Se ruega a la persona que haya encontrado este bolso, con un grabador y un casete, hacérselo saber a Félix Lucero”, se transforma en un poema que comienza con estos versos: “El lado A del caset con el rótulo BAR EL CHEFI / Reproduce parte de la conversación que tuvimos a fines de enero. / Qué hago con la diferencia entre lo que sé y lo que escucho […]”.
En el original, hay un asterisco en la palabra “caset” del primer verso que tanto el texto base en prosa como la escritura en versos comparten. El texto en versos no es, en rigor, una reescritura, sino más bien una especie de escritura en tangente: como si el poema necesitara del insumo de la palabra radial para existir, pero también para transformarse en otra cosa, tocando esa palabra inicial. Espiralándose en relación con ella. En el modo en que dispone cada poema y descoloca la voz del poema, la descentra, muestra su constitución inevitablemente polifónica y al mismo tiempo muestra en la cita del enunciado radial el lugar de los otros, de los pobladores y de la máquina que absorbe y difunde la oralidad popular de base.
“Combate el viento y cambia las cosas de lugar. / La posdata de la carta confirma el olvido”. Las calles de los poblados de la pampa y de la Patagonia, las poblaciones que se fueron instalando sobre el “desierto” —dice Martínez Estrada en su Radiografía de la pampa— terminan de manera abrupta en la llanura. Esa pampa o esa meseta, que intentan civilizar con su regularidad y con su orden, ese desierto que niegan, surge en algún punto inesperado del trazado urbano (en una calle de tierra, en un descampado, en un charco).
El pozo de sentido de las poblaciones pampeanas y patagónicas no está debajo del suelo, parecen decirnos los textos de Franzetti. El pozo está en la superficie. Es el desierto insistente, es el médano inestable. Es la tormenta que produce serias interferencias en la transmisión. Es el viento que dispersa las voces, las desordena e, implacable, las habita.
Silvana Franzetti, Notas al pie, Periódica, 2016, 40 págs.