La poesía dialectal de Pasolini no tiene nada en común con la de, aproximativamente, el verismo regional del siglo XIX (de ahí su polémica con los secuaces de la tradición provincial): su cultura es netamente simbolista, y puede traducir al friulano a Rimbaud o a T. S. Eliot, o hacer traducir a Juan Ramón Jiménez, y experimentar sutiles variaciones en las formas vernáculas de las diferentes localidades, siempre con un dialecto friulano “no oficial” como horizonte.
Sumando el hecho de que el friulano participa más bien del estatuto científico de una lengua menor que de un dialecto, ello indica que el dialecto de Pasolini toma ya como materia la fascinación de lo inédito, configurando ese ideal de lengua virgen que, por ejemplo, en 1889 animaba en el alemán Stefan George (1868-1933) los experimentos poéticos en una “lengua romana” de su invención, y poco después, en nuestro Pascoli, los conceptos de una “lengua que no se sabe más” y de una “Lengua muerta” a recuperar […].
La demora en el Pasolini friulano sirve para dar cuenta del Pasolini romanesco: un habla elemental y reducida como la de sus jóvenes marginales (que en los diálogos de las dos novelas adoptan exclusivamente su dialecto) es una forma inédita que se adecua a un nuevo experimento. Este experimentalismo constituye la motivación principal de Pasolini y halló un incentivo en la noción de “plurilingüismo” elaborada por cierta crítica estilística y citada expresamente por Pasolini en sus ensayos, todos ellos pragmáticos, es decir, reflejo de dos preocupaciones activas: el ejemplo más ilustre de plurilingüismo que Pasolini encontraba en la Italia contemporánea era el de Carlo Emilio Gadda, cuyo libro más célebre es temáticamente, y en la base de su deformación lingüística, romano. Pero así como el lenguaje de Gadda es fantásticamente exuberante, el de Pasolini es seco y “básico”. En el medio, el pasaje de la poesía en italiano de Pasolini, en la que los símbolos del instinto y de la melancolía sensuales y de la perenne complacencia hacia sí mismo se alinean, discursivamente, adquiriendo novedad de anomalía rítmica de esa misma discursividad, que se acentúa, después de El ruiseñor, en los poemarios que van de Las Cenizas de Gramsci a Trasahumanar y organizar.
De Gianfranco Contini, Letteratura dell´Italia unita.
Trad: D. B.