De "Ramón Doll y la libertad de imprenta", texto de 1943 de L. Castellani:
"La información no está sólo vehiculizada, sino dirigida, amañada y, si es preciso, fraguada. Se eligen las agencias, se hinchan y decoran (o mutilan) los telegramas, se les adoba el tono, se dispone el lugar de ellos, se los resume en tendenciosos titulares, se los condensa en editoriales y por último se invita a teorizadores a escribir estudios filosóficos o literarios que respondan al sentido del diario y hagan de marco teórico a la información. Se monta y arma un grande y completo aparato de hacer opinar a la gente en este sentido y no en estotro, ¡y eso se llama libertad de opinión!”