lunes, 31 de enero de 2011

Roberto Longhi: Caravaggio


"¿Pero en qué consistía para el arte (y no tan sólo para el arte, ya que "l´art pour l´art" todavía no tenía curso) la carga revolucionaria de Caravaggio? ¿Existen declaraciones de estética del propio pintor? Sí. en el proceso entre artistas de su grupo y opositories, del año 1603. Ante una pregunta, Caravaggio respondió con este credo pictórico elemental: "A mi modo de ver un pintor gentilhombre es alguien que sabe pintar bien e imitar bien las cosas naturales". Una declaración que resulta tan simple, que no parece necesitar explicaciones. Pero, si se piensa bien, la cultura en la que Caravaggio vivía y trabajaba era todo lo contrario a algo "natural"; era, por el contrario, artificiosa y decadente, o beata, y no deseaba en absoluto que se pintase "naturalmente", sino "devotamente" o "noblemente", nobleza de los temas, nobleza de las acciones sagradas o profanas, según una inventiva que podría oscilar entre lo tétrico de la Contrarreforma y el capricho de los últimos manieristas. "

(...)

"Cuando se lee en Ballori que Caravaggio, a quien lo incitaba a estudiar las estatuas de Fidias y Glicón, les respondía extendiendo la mano "a una multitud de hombres indicando que la naturaleza le había provisto con suficiencia de maestros y, para dar autoridad a sus palabras, llamó a una gitana que pasaba por casualidad por la calle y, llevándola a su casa, la retrató en acto de predecir lo venidero...", más allá de que la anécdota, conocida desde la antigüedad, se presenta de manera similr en la biografía de Courbet, ya está claro que Caravaggio ha llegado a crear el "antitema". la "tranche de vie" en sentido moderno".


De Roberto Longhi, "Caravaggio e la sua cerchia a Milano".