"si no hay perturbación, no corresponde que haya deseo de conservarse ni temor de perderse".
jueves, 5 de junio de 2014
Poetas y preguntas
1-Cual fue tu primer contacto con la poesía?
D. Bent: Escuchar hablar en dialecto a mis parientes mayores. Fue el primer contacto con una palabra rara, que venía de otro lugar, con cierta familiaridad de sonido o de léxico pero, al mismo tiempo, con un grado de lejanía muy marcado, muy fuerte. Una lengua que era poesía en la medida en que era al mismo tiempo cotidiana y extranjera, entrañada y distante, un poco como el canto de los pájaros que oía en las sierras, a la siestas, en verano.
En mi casa había algunos libros de poesía, que eran de mi madre y de mis hermanas. Recuerdo con cierto placer la lectura de algunos poemas de Amado Nervo y de Lope de Vega, así como de una antología de poesía universal del Centro Editor de América Latina, donde había un poco de todo, desde Safo a Ginsberg, y que me encantaba. Ahí leí por primera vez a alguno de los poetas que hoy considero insoslayables, como Vallejo o Hölderlin o Leopardi. Pero lo que me deslumbró como poesía en esa época, tendría nueve o diez años, fue la lectura del Martín Fierro, que creo que alguna de mis hermanas estaba leyendo en la secundaria. Recuerdo muchas horas en una especie de depósito que había en mi casa de infancia, con ese libro amarillento, en una edición muy antigua y precaria. Era una lectura hipnótica. Creo que, como poesía, fue el primer contacto fuerte, arrebatador con el verso, con el ritmo machacador y narrativo de la sextina. Quizá por eso para mí la poesía hoy sea eso: la búsqueda de una forma, la escucha de un ritmo...
Competa, aquí.