miércoles, 8 de agosto de 2018

machirulos

Adoro La invención de Morel (Bioy, 1940), idolatro Ficciones (Borges, 1944). En cambio, no me gustó mucho nunca Olmedo, aunque siempre me pareció engimático el sketch en el que hacía de Borges junto con Portales, en el papel de Álvarez. La condición de posibilidad de ese evento es, sin duda, la monumentalización de la obra borgeana durante la dictadura y las relecturas complacientes que en los 80 un sector de la crítica que estaba abjurando del marxismo llevaba adelante. Creo que ese episodio de la cultura televisiva argentina solo adquiere su sentido pleno después de la publicación de un libro penoso como el Borges de Bioy. Olmedo crea a sus precursores. Si quieren leer las pavadas de dos machirulos decadentes no pueden dejar de recorrer su páginas. Es de un machismo obtuso, primitivo, básico, casi tan básico como las opiniones partidarias de ambos.