miércoles, 7 de febrero de 2007

Subiendo hasta las campanas como locos con Marcel


¿Cuántos escaleras he subido de tu brazo, Schlemihl? D.B.


"Por aquella época -narra Georges de Lauris- algunos amigos, entre los que figuraba él, solíamos salir de viaje para conocer las iglesias y los monumentos que le agradaban. No había que temer que Marcel no se levantase temprano, porque permanecía en pie desde la víspera. Por el camino sólo tomaba cafés con leche, que pagaba con regia munificencia. En cierta ocasión fuimos a Laon y a Coucy. Entonces él incluso llegó a subir, a pesar de sus ahogos y su fatiga, a lo alto de la torre grande, que más tarde sería derribada por los alemanes. Recuerdo que ascendió apoyado sobre el brazo de Bertrand de Fénelon, quien, para animarlo, cantaba a media voz El hechizo del Viernes Santo. Aquel día era Viernes Santo, en efecto, y brillaban bajo el sol matinal los árboles frutales en flor".

De André Maurois, En busca de Marcel Proust, Barcelona, Vergara, 2005, p. 100.