Palpita en los canales la reliquia obsesiva
Las sirenas
Fue en un segundo.
Oímos el canto genital de las muchachas,
las pájaras fatales de las rocas;
la melodía sabrosa de la muerte,
un ulular clavado
en las gargantas oscuras de la horda.
Fue en un segundo
ver desde el barco un pobre cuerpo mixto:
Parténope destrozada entre las rocas,
hecha polvo en la tierra abandonada.
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