lunes, 14 de mayo de 2007

Poesía, seme, tradición (P. P. P. en Weimar, II)


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Eso sucede en potencia; es, al menos, el origen de una próxima condición cultural, como equilibrio entre cultura y vida social, que, ahora, se aparece ante nosotros los jóvenes como esa luz incierta que implica, sin embargo, una certeza del día. Las semillas arrojadas en toda Europa por la generción que nos ha precedido fueron harto fecundas, sólo que han producido en nosotros frutos diferentes de los que estaban previstos. Quisera insistir en el valor de esta metáfora, dado que no hay hoy joven europeo alguno que no actúe en la historia de la poesía de su patria sin conocer la poesía de la generación que lo ha predido de manera inmediata; por el contrario, ha sido educado e iniciado en la poesía justamente por ella. La tradición no es una obligación, un camino, y ni siquiera un sentimiento o un amor: es necesario a esta altura entender ese término en un sentido antitradicional, es decir, en un sentido de continua e infinita transformación, o sea antitradición, escanduida por una línea inmutable, que es similar a la historicidad para la historia.
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De P. P. Pasolini, "Cultura italiana e cultura europea a Weimar" (1942).
Trad: D. B.