“Leonardo Castellani: canon y crítica” es el título de la conferencia que tendrá lugar el sábado a las 17 en el Museo Etnográfico.
De la Redacción de El Litoral
El sábado 21, a las 17, en el ámbito del Taller de Lectura del Ministerio de Innovación y Cultura, que funciona en el Museo Etnográfico, Diego Bentivegna dictará una conferencia sobre Leonardo Castellani: canon y crítica. La conferencia de Bentivegna, abierta a todo público se inscribe en las jornadas “Lecturas de otoño”, que reunirá este viernes y sábado a autores de distintas localidades, a partir de las 19, en el mencionado museo, en 25 de Mayo 1470.
Bentivegna es autor de Castellani crítico. Ensayo sobre la guerra discursiva y la palabra transfigurada (Ediciones Cabiria, 2010), que recorre la producción crítica de Leonardo Castellani a partir de algunos grandes núcleos: la cuestión de la polémica y de la guerra discursiva, la relación entre crítica, exegética y lectura; el problema del fariseísmo; el lugar del concepto evangélico de transfiguración para pensar la dimensión político-teológica de las intervenciones de Castellani. Como escribió Cecilia Romana en nuestras páginas de Artes & Letras, resulta “un libro esencial para ubicar a nuestro autor [Castellani] en tiempo y espacio, y confrontarlo con sus contemporáneos, los mismos que lo alabaron o defenestraron, según la época y el momento político que atravesaba el país”.
La obra de Leonardo Castellani es una de las más prolíficas de la literatura argentina; es, al mismo tiempo, y paradójicamente, una de las menos transitadas por los estudios académicos. Nacido en Reconquista, en pleno chaco santafesino, en 1899 (el mismo año que Borges) y fallecido en Buenos Aires en 1981, Castellani atraviesa el siglo XX argentino, con sus logros y sus contradicciones, sus pasiones y sus tragedias. Su obra permite revisar algunos de los grandes momentos que van constituyendo aquello que pensamos, siempre de manera problemática, como “cultura argentina”.
Castellani es cultor de una pluma filosa y, en ocasiones, hiriente, incluso, en relación con las instituciones eclesiásticas, dato no menor para entender su expulsión de la Orden Jesuita, en 1949, luego de dos largos años de residencia en la localidad catalana de Manresa, donde se replantea su lugar como escritor, como creyente y como sacerdote.
Sus textos críticos incluyen, en principio, intervenciones polémicas en torno a algunos componentes centrales de la literatura nacional, como sus contemporáneos Jorge Luis Borges y Ezequiel Martínez Estrada -con cuyas lecturas del Martín Fierro polemiza lúcidamente-, reseñas bibliográficas, prólogos, traducciones (como la de El señor del mundo, novela del ingles Hugh Benson, como Castellani, miembro de la orden jesuita). Incluyen, además, extensos artículos con autores hacia los que siente particular empatía, como Dante, Paul Claudel, Gilbert Chesterton. En la segunda parte de su vida, su universo ensayístico se puebla de personajes como el enorme filósofo danés Soren Kierkegaard, que, con su cristianismo absoluto y su lucha contra las versiones institucionalizadas de lo religioso, se transforma para Castellani en un referente obligado. Al filósofo de Copenhague dedica Castellani, en efecto, lo que tal vez constituye su libro ensayístico más potente: De Kierkegaard a Tomás de Aquino, publicado en 1973 por la editorial Guadalupe.
Castellani, además, se dedica con ahínco a la reflexión exegética en torno a los grandes textos de la tradición cristiana. Surgen de esta reflexión volúmenes como El Evangelio de Jesucristo -que recoge los artículos dominicales publicados en el diario La Tribuna de San Juan-, Las parábolas de Cristo y, fundamentalmente, los volúmenes dedicados a la problemática apocalíptica: Cristo, ¿vuelve o no vuelve? y El Apocalipsis de San Juan.
Cabe recordar que el jesuita santafesino es el creador de la saga de ficción policial centrada en la figura del padre Metri, un sacerdote italiano instalado en pleno chaco santafesino que resuelve, con una mezcla de tomismo y de saberes populares, una serie de casos de singular truculencia. Pero además Castellani transita, como autor literario, por una grandísima variedad de registros, de escrituras y de géneros, desde el relato de matiz regional, como el que cultiva en el volumen Historias del norte bravo, que recopila narraciones ambientadas en el amplio arco que va de los andes catamarqueños a las costas de los grandes ríos del Litoral, hasta la novela, en diferentes formatos y variedades. Así, encontramos novelas de anticipación, como Su majestad Dulcinea; novelas de matriz apocalíptica, pensadas como dispositivos ficcionales que despliegan complejas, y a veces aventuradas, exégesis de textos bíblicos (Los papeles de Benjamín Benavides) e, incluso, una nouvelle de misterio como El enigma del fantasma en coche, escrita durante la estadía de Castellani en la ciudad de Salta y donde experimenta con las variedades del castellano hablado en el noroeste argentino.
En síntesis, para retomar las palabras que escribe Hernán Benítez, otro gran intelectual jesuita argentino, la obra de Castellani, en su complejidad y en su variedad de estilos y géneros, constituye un “género único”: uno de los más potentes y problemáticos, sin duda, de la literatura argentina.
Diego Bentivegna es doctor en Letras por la UBA, donde se desempeña como docente en el área de Literaturas Comparadas. Ha publicado los libros Paisaje oblicuo (ensayo, 2006), Viaggio in Italia. 8 poetas italianos contemporáneos (Crítica y traducción, 2008) y El poder de la letra. Literatura y domesticación en la Argentina (ensayo, 2011). Ha estado a cargo de las ediciones en castellano de La Divina Mimesis, de Pier Paolo Pasolini (2011) y del epistolario del mismo autor (2005