Según es tradición, Laura, la amada de Petrarca a quien está dedicado todo su Cancionero y de donde viene, en consecuencia, casi todo aquello que occidente ha entendido como poesía, murió en Avignon el 6 de abril de 1348, víctima de la peste.
Petrarca anotó entonces, en un códice de Virgilio:
"Laura, ilustre por sus virtudes y largamente celebrada en mis poemas, apareció por primera vez ante mis ojos en el primer tiempo de mi adolescencia, el año del Señor 1327, el seis de abril en la iglesia de Santa Clara de Avignon, a primera hora de la mañana; y en la misma ciudad, en el mismo mes de abril, en la misma primera hora del día del día seis del año 1328, la luz de su vida fue sustraída a la luz del día mientras yo me encontraba casualmente en Verona, ignorante, ay de mí, de su destino".