Nunca tuve miedo de la casa de los otros.
La puerta entreabierta
de un baño, la penumbra
de una sala, los olores imprevisibles
de las cocinas en stand-by por las tardes,
los acantilados de luz,
La puerta entreabierta
de un baño, la penumbra
de una sala, los olores imprevisibles
de las cocinas en stand-by por las tardes,
los acantilados de luz,
las trampas de la ropa fuera de uso,
o las siluetas ambiguas de las plantas –
todo se disponía
o las siluetas ambiguas de las plantas –
todo se disponía
cartográficamente en el presagio
de aventuras futuras, todo cabía
en el mapa de los tesoros sepultados.
de aventuras futuras, todo cabía
en el mapa de los tesoros sepultados.
De chico, no tenía miedo de la casa
de los otros, pero ahora
son sus fantasmas los que me visitan:
de los otros, pero ahora
son sus fantasmas los que me visitan:
las pantuflas rosadas
que cruzaban atentas
las inconexas distracciones del juego,
que cruzaban atentas
las inconexas distracciones del juego,
la curva parabólica
de una pista Polistil, negra,
reguladora de afectos y tensiones,
de una pista Polistil, negra,
reguladora de afectos y tensiones,
o la oscuridad de un armario,
detrás de ropa desconocida.
detrás de ropa desconocida.
Del libro "Habitat" (2020)
Versión de Diego Bentivegna
Federico Italiano nació en Galliate, en Piamonte, en 1976. Vive en Viena.