Vida
No puedo no narrar mi historia.
Llamo a eso: calamidad biográfica.
Tener que hacerse una historia, ir
a extraerla
como una astilla, entre los tejidos
frágiles
de la piel, con el riesgo de
disgregación,
Hacerla que nazca, imprimir una exasperante
lentitud
a aquella cosa que no ha sucedido
nunca, nunca aplanada,
a esa x
polvorienta, interrumpida,
instantánea,
de la que se tienen contornos en
los que se confunde la vista,
mantos que la rodean,
en los que se tiende un infinito
cerco
sin posibilidad de aproximarse,
de decir: niño, yo, mi piel, caída
en la grava.
En cambio, hay radiografías,
Muchas, a partir de los cuatro
años,
quedan los cuadernos de la escuela,
forros de cuadernos,
quedan los entornos, pasajes
documentados, cuentas.
De qué historia se habla no es muy
claro,
hacerla mía es disminuir la
velocidad,
dar el contradocumento, desde el
interior, desde la oscuridad de la x,
dar algo del centro,
inventar que haya un centro,
poniendo en perspectiva y simetría
y sucesión
y comparando todas las heridas, los
puntos de sutura.
Esa herida es el lado interno
de aquello que afuera es pura traza,
puro retraso,
pérdida,
documento, registros.Del libro "La distrazione" (2008)
Versión: Diego Bentivegna.
Andrea Inglese nació en Turín en 1967. Vive en París.