domingo, 19 de abril de 2020

Extractos de la peste XXII - Marcel Schwob - La peste

Así pues, permanecíamos en la negrura de la prisión, sin oír ruido alguno, sin saber la hora del día o de la noche y corriendo el gran riesgo de ser quemados. Entonces me acordé de nuestra estratagema y se me ocurrió la idea de que la justicia papal nos haría arrojar a la calle por miedo a la enfermedad. Con cierto trabajo alcancé mi polenta y acordamos que Matteo se embadurnaría la cara y se mancharía de sangre mientras yo gritaba para atraer a los esbirros. Matteo se colocó la máscara y comen­zó a lanzar roncos gemidos como si tuviera la garganta atascada. Yo invoqué a Nuestra Se­ñora sacudiendo mis cadenas. Pero el calabozo era profundo y el portón espeso, y era de noche. Durante varias horas suplicamos inútilmente. Yo paré de gritar, pero Matteo continuaba gi­miendo. Le di con el codo para que descansara hasta que fuera de día: sus gemidos se hicieron más fuertes. Lo toqué en la obscuridad y mis ma­nos alcanzaron su vientre que me pareció infla­do como un odre. Entonces el miedo me ate­nazó, pero estaba pegado a él. Mientras él gri­taba con voz enronquecida: «¡Agua! ¡Agua!», el pálido redondel del día cayó de la tronera. Entonces un sudor frío brotó de todos mis miembros, pues vi que estaba lívido bajo su máscara polvorienta y sus manchas de sangre seca, y reconocí las blancas costras y la roja supuración de la peste de Florencia.


El recuerdo de un libro, Marcel Schwob – Calle del Orco

Marcel Schwob - "La peste" (1892), en El rey de la máscara de oro. Barcelona, Bruguera, 1977. Traducción: Sol Noguera.