- Cierto -a Drumont casi le salía espuma de la boca por el resentimiento-,
es imposible destruirlos. Cualquier otro pueblo, cuando emigra a otro ambiente, no resiste a los cambios del clima, a la nueva comida, y se debilita.
Ellos, en cambio, con el desplazamiento se fortalecen, como les pasa a los
insectos.
- Son como los gitanos, que nunca se ponen enfermos. Aunque se alimenten de animales muertos. Quizá los ayude el canibalismo, y por eso secuestran niños…
- Pero no está comprobado que el canibalismo alargue la vida, si no, los
negros de África… Son caníbales pero aun así se mueren como moscas en
sus aldeas.
- ¿Cómo se explica entonces la inmunidad del judío? Tiene una vida
media de cincuenta y tres años, mientras que los cristianos la tienen de
treinta y siete. Por un fenómeno que se observa desde la Edad Media, parecen más resistentes que los cristianos a las epidemias. Parece que hay en
ellos una peste permanente que los defiende de la peste ordinaria.
Umberto Eco, El cementerio de praga (2010), Barcelona, Lumen. Trad: Helena Lozano.